domingo, diciembre 16, 2007

¿Las mujeres son difíles de entender?

Si, Si, yo se que hace dias que no escribo nada en este Blog, pero bueno aqui estamos de nuevo con mas material e ideas. Como les prometi comenzaremos a estudiar la psicologia femenina y para empezar, hoy he querido iniciar con una obviedad casi tópica: Las mujeres y los hombres pensamos de un modo considerablemente diferente.

¿Sí?
¿De verdad?
No me digas.

Sí, ya sé que no hace falta ser ninguna luminaria intelectual para darse cuenta de ello, pero confía en mí, hay implicaciones más interesantes y profundas de las que se perciben a simple vista, que resulta conveniente explorar.

Para muchos hombres, una mujer es como un manuscrito de caligrafía china: Bonito y de sugerentes trazos curvilíneos, pero a todas luces indescifrable.

Por ello, te ofreceré en primer lugar mi visión general sobre las mujeres. Es decir, considerándolas como un colectivo, como un grupo unificado y homogenizado, al menos hasta allí donde eso resulta posible.

Sí, comprendo tan bien como el que más que no hay que caer en el error de confundir la parte con el todo y soy plenamente consciente de que cada mujer es una criatura única e irrepetible. No seré yo quien ponga eso en duday, sin embargo, soy de la acentuada opinión de que las mujeres tienen muchas más cosas en común que diferencias.

Así que empezaremos por aquello que creo que tienen en común, para después centrarnos en las diferencias.

Antes de ponernos a ello, sin embargo, y para volver a incidir sobre la idea fundamental que quiero comunicar con todo esto, deseo hacer una vez más hicanpié en que la mayoría de las mujeres PIENSAN de un modo diferente al que piensan los hombres y que la mayoría de las mujeres desean igualmente cosas diferentes a las que desean los hombres.

¿Queda suficientemente claro?

No pierdas el tiempo cuestionando esta verdad. Simplemente acéptala. Cuanto antes empieces a actuar acorde a las implicaciones que de ello se derivan, antes aumentarás tu éxito con las mujeres.

Veamos…

¿Alguna vez te has parado a pensar qué entretiene a las mujeres como grupo, comparado con lo que entretiene a los hombres considerados también como colectivo?
Aún a riesgo de simplificar excesivamente, las mujeres compran la revista Cosmopolitan, se interesan por el cotilleo y leen novelas románticas.

Los hombres, en cambio, hojean la revista Maxim, ven los deportes y compran el periódico.

¡Eh, espera un segundo!

¿Qué tiene la revista Cosmopolitan, el cotilleo y las novelas románticas que atraiga a tantas mujeres?

¿Y por qué cuando la mayoría de los hombres intenta ver un programa de cotilleo o leer una novela romántica, todo cuanto pueden decir es un “No comprendo cómo esto puede gustarles”?

Yo te diré por qué.

Es porque los cerebros de las mujeres están estructurados de un modo diferente al de los hombres.

Ése es el motivo.

¿De dónde proceden nuestros deseos?

Nuestros deseos, preferencias, debilidades/fortalezas y demás rasgos de nuestra personalidad quedan determinados completamente por dos factores:

En primer lugar, por nuestro ADN. Es decir, por nuestro acervo genético, heredado de nuestros progenitores (padre y madre).

En segundo lugar, por el condicionamiento social y proceso de culturización (entendido como el aprendizaje de las reglas que hacen posible la convivencia en sociedad) al que todos hemos sido sometidos.

Diferencias tales como que una persona prefiera emplear sus energías ascendiendo a pie hasta la cima más alta de una montaña, mientras que otra elija la comodidad del sofá de su casa, no son más que el reflejo de una programación genética y cultural que ocurre ya desde el mismo instante de nuestra concepción y nacimiento, respectivamente.

Sin embargo, a pesar de las notables diferencias existentes en otras numerosas áreas, cuando se trata de hombres, relaciones y romance, la mayoría de las mujeres tiene ciertas necesidades, intereses y deseos comunes.

Si alguna vez has leído los anuncios personales de la sección de clasificados de los periódicos probablemente tú también te hayas dado cuenta de ello En ellos, muchas mujeres utilizan expresiones como “princesa buscando príncipe”, “primero amigos” y “en busca de mi alma gemela”, mientras que prácticamente ningún hombre dice esas mismas cosas.

¿Qué es lo que está pasando aquí?
Más al respecto:

¿Has oído alguna vez hablar sobre hombres a un grupo de mujeres?
¿Te has percatado de que, durante la mayor parte del tiempo, emplean una suerte de lenguaje en clave y de que le conceden mucha importancia a pequeños detalles que a nuestros ojos parecen totalmente irrelevantes?
¿Has podido comprobar, por otro lado, como los hombres son directos los unos con los otros y generalmente no tienen ningún interés en discutir esa clase de detalles?
¿Y qué me dices de la predilección que muchas mujeres parecen sentir por el drama?
Mi visión con respecto a todo este asunto es la siguiente: Las mujeres está interpretando un rol que no ha cambiado durante miles (¿millones?) de años. Puede que en la actualidad el lenguaje y la vestimenta sean diferentes, pero en el fondo, todo sigue siendo lo mismo que siempre fue.

Nuestros cerebros constan de partes diferentes desde las que se originan impulsos y deseos de naturaleza diversa. A menudo, esos impulsos entran en conflicto los unos con los otros.

Por ejemplo, una mujer puede desear a un hombre fuerte en su vida y, al mismo tiempo, puede querer preservar su independencia.

Puede que desee recibir atención y, simultáneamente ser considerada como autosuficiente y no necesitada de ella.

Te haces una idea ¿verdad?

Los hombres tenemos también ese tipo de conflictos, sólo que en otras áreas de nuestras vidas.
Por ejemplo, algo que con frecuencia oigo repetir a muchos hombres es: “Odio todo el dramatismo que crean las mujeres ¿Por qué lo hacen?”

Mi respuesta: A ella, el drama le permite conseguir muchas cosas de una sola vez.
Le concede atención y protagonismo, le permite descargar emociones (y liberar así sustancias químicas altamente adictivas), le resulta divertido, es interesante y previene el aburrimiento, le da sentido a las cosas, etcétera.

Como ves, hay muchos buenos motivos por los que ella puede desear introducir un poco de dramatismo en la relación. Sin embargo, son motivos que la mayoría de hombres no puede entender, porque el dramatismo satisface deseos INEXISTENTES PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS.

Es como cuando una mujer dice “No entiendo como a los hombres les puede gustar tanto hablar de deporte”.

Veamos, ¿cuáles son las necesidades que el deporte satisface en un hombre?
Competición, adrenalina, poder, dominación. Es decir, todas las cosas característicamente masculinas y, casualmente, necesidades que la mayoría de mujeres simplemente no tienen.

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