martes, diciembre 18, 2007

El ganador tecnológico

El otro dia leia un articulo sobre las cyberelacion, cybersex y cybernovios y demas cosas, luego de un par de dias, cuando finalmente me cayo el 20 de lo que habia leido, me vino algo a la mente y es esto....

El avance tecnológico en materia de comunicaciones, aparentemente, brinda nuevas e inmejorables opciones para conocer mujeres. Internet y sus “chats” parecen ser el paraíso para los solitarios en busca del sexo opuesto. Y claro también para los que buscan al mismo sexo, pero eso lo dejaríamos para post (y para otro autor).

Los principales obstáculos para levantarnos una jevita, son el miedo, la vergüenza, la timidez, el temor al rechazo.

En una sala de Chat todas esas contras se encuentran absolutamente neutralizadas. Por eso chateando somos todos ganadores.

“Me levanté una jeva por internet”, es la clásica frase del tipico “sexoman” medio pelo que nunca antes en su vida levantó nada.

¿Por qué quitamos mérito a estos intrépidos ciberganadores? Porque así levanta cualquiera.
En Internet no ponemos la cara. Somos unas letritas con un nombre inventado, de manera tal que la damisela que se encuentre al otro lado del cable dejará librada a los deseos de su imaginación nuestra apariencia. Esos nombres inventados, más comúnmente denominados “nicks”, pueden ir desde súper eróticos tirando a porno, como “Introductor anal”, “Supercogedor” o “El trípode”, a dulces y románticos como “Tu caramelito”, “Enamoradizo” o “Solito”.

Al ingresar a una sala de chat cada uno da rienda suelta al levante a su manera. Total, se puede salir y volver a entrar con otro nick. Borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada.

Es así como los ciberpendejos, muchas veces arrancan con una frase tipo “¿Hay alguna chica de capital que tenga ganas de coger?” ¿Se imaginan a ese pelotudo entrando a una reunión, parándose en el medio del living y diciendo eso?

Otros en cambio, eligen el camino más suave: “¿Hay alguna chica que desee hablar conmigo?” En definitiva es más o menos lo mismo, porque todos sabemos cual es la verdadera intención del que directamente pide por una mujer en la sala de chat, pero bueno, por lo menos va con más disimulo.

La vez pasada fueron protagonistas de una romántica charla un tal “Principe Azul” con otra tal “Gatúbela”. Ella le hablaba de una forma que era evidente que la damisela creía que hablaba con un verdadero príncipe sacado de un cuento de hadas. Seguramente no se detuvo ni un momento a pensar que su príncipe azul lo más probable es que tuviera su mano derecha en el Mouse y con la izquierda se estuviera rascando... bueno no quiero entrar en detalles.

¡Príncipe azul la madre! Gordo, pelon, sin dientes, transpirado, cachondo y con mal aliento.
Lo más cómico de todo es que el gordito también se estaría haciendo la película imaginando a Michelle Pfeiffer en su traje de cuero ceñido a su perfecto cuerpo, cuando en realidad la que teclea del otro lado es una de esas tantas que encuentran en Internet una única posibilidad de que alguien les pare bola. Esas que cuando las ves, te dan ganas de preguntarles ¿no te duele la cara? Y que en lugar de “Gatúbela” debería haberse puesto “Bufalúbela”.

Mientras el príncipe sea de Argentina y la gata de México, lo más probable es que no pase nada malo y simplemente la historia se reduzca a que cada uno sienta que es una fiera del levante.
El rollo sobreviene varios días en la misma ciudad y después de cibermasturbarse durante varios días y evitando enviar fotografías por email, porque cada uno saber que si lo hace está perdido, deciden encontrarse.

Uy Dios… Que rollo, ¿Y éste era el príncipe? ¿Y ésta era la Gatúbela? Pero bueno, como el gordo andaba necesitado de una buena destapada de cañería, como dice un amigo, ya andaba que hasta carton mojado comia y la gargola de Gatúbela casi ya no se acordaba de cuando fue la última vez, si es que hubo alguna vez, le dan para adelante, haciéndole honor a aquel viejo dicho que dice “un polvo y un vaso de agua no se le niega a nadie”.

Después “El príncipe” llega a la oficina y dice: -Vengo de cogerme una jeva que me gané en Internet.
-¿En serio Gordo? ¿Y qué tal está? –preguntan sus compañeros de trabajo, ávidos de conocer el resto de la repugnante historia.

-Y… seis puntos… Y no saben como coge –responde el caradura.

De ahí en más se pone a relatar en detalle las piruetas que se mandó con la Gatúbela a toda la manda de amigos, cosa que comenzar jamás haría un príncipe.

Gatúbela, a todo esto, ya sabiendo que la experiencia había sido “debut y despedida”, y absolutamente desilusionada, no se lo cuenta ni al loro.

Si nos levantamos una jeva por Internet tenemos que tener en cuenta que si en lugar nuestro hubiese aparecido cualquier otro con algún nick parecido, se la hubiera levantado también. Porque en realidad, la jeva se conectó para levantarse un tipo y vos caíste justo.

Tal vez pensás que con las cosas románticas o eróticas que le dijiste la dejaste loca y perdidamente enamorada de vos. ¿Enamorada de quien, Pasqual? Si no te conoce.
Escondido en la intimidad de tu bunker, sin que nadie pueda saber quien sos ni donde estás, teniendo la posibilidad de cometer cualquier error, diciendo cualquier barrabasada, sin ningún tipo de pudor, total nadie te ve ni te verá y sin hacerte el más mínimo problema si te echan flit porque podés desaparecer y transformarte en otra persona con un simple golpe de enter, no vale. Así cualquiera.

Lo más cómico es que tal vez todo ese jugueteo anónimo se lo estemos haciendo a un hombre, porque ya hay casos en que mas de algun inteligente de hace pasar por mujer, y de caga de la risa de nosotros...

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