sábado, diciembre 22, 2007

El tipo malo

El el post anterios hablaba de los tipos buenos o "Super nice". Ahora revisaré su contraparte. ¿Por qué a las mujeres les atraen los hombres malos? Aunque ellas dicen odiarlos, terminan saliendo y acostándose con ellos, y más enamoradas que nunca. Generalmente las mujeres no olvidan a un tipo semejante, son su karma, su recuerdo persecutorio, el “amor de su vida”. Tenaz. Puedo ver la mueca de dolor de los tipos buenos al escuchar cuando una mujer les cuenta algo así.

La razón es esta. ¿Escucho redoblantes por ahí?

Ta ta ta taaaan!!!!

Los tipos malos tienen cualidades de alta confianza y carácter que resultan tremendamente atrayentes.

Piénsalo bien. Mira cómo se comportan un tipo malo:

*Pone su propio placer y satisfacción por delante de cualquier otra persona en su vida.

*No le importa lo que los demás piensan de él, no necesita la aprobación de nadie.

*No idealiza a una mujer ni la pone en un pedestal.

*No permite que los demás lo irrespeten.

*Vive su propia realidad, hace lo que quiere y busca su propio destino siendo diferente.

*Muestra su carácter tomando control de la vida, y teniendo la personalidad de decirte en la cara cuando algo le molesta.

*Se toma el derecho de elegir entre mujeres y si no le sirven... simple y sencillo: se aleja de ellas, sin el más mínimo dolor.

*Son tremendamente temperamentales, esto hace que lleven a las mujeres por una amplia variedad de estados emocionales, como una montaña rusa, llena de intensas subidas y bajadas.

*Son excéntricos, se diferencian del común de las personas por ver la vida "a su manera", una manera desafiante y en contra de los paradigmas generalmente aceptados. Exponer su manera de ver la vida puede ser quizá lo más atrayente que tienen.

*Buscan y encuentran la parte sexual de las mujeres, no se van a buscar su parte sentimental ni amigable. Despiertan en ella un tremendo deseo al mostrar que la ven como alguien sexual.

*Son contradictorios y siempre tienen un as bajo la manga, no hacen la misma cosa mil veces, son innovadores por naturaleza.

*Dicen de frente que hay que cuidarse de ellos, aún así siguen teniendo víctimas.

La razón por la que ellos tienen tanto éxito es porque tiene las cualidades que buscan las mujeres. Pero lo que hace que los “tipos malos” vayan mucho más allá es que ellos llevan al extremo sus comportamientos, tienen un ego gigante, están centrados exclusivamente en sí mismos y son demasiado apasionados viviendo su realidad.

Las mujeres sienten por ellos un par de cosas contradictorias: Por un lado se sienten frustradas por no ser capaces de controlar la relación y, de otro lado, se sienten visceralmente atraídas hacia sus cualidades. Muchas de ellas sienten un gran impulso de cuidarlos y hasta redimirlos, se ilusionan con la idea de que por ellas van a cambiar y a "encontrar la luz".

Seamos honestos y veamos las cosas como son. Hay cosas por aprender de los llamados tipos malos. Un seductor aprende de ellos sus cualidades, pero evita llevarlas a extremos autodestructivos tales como ira innecesaria, comportamiento grosero e irrespetuoso, ser abusivo (de la manera que sea), ser demasiado arrogante con terceros, ser destructivo con las mujeres y ser infieles.

En vez de criticarlos, siéntate y aprende, selecciona lo bueno, desecha lo destructivo. Tu juego mejorará.

Ahora hay algo mas que queria comentar, me di cuenta que las mujeres se ven atraídas visceralmente a hombres con hábitos egoístas, sarcásticos, rebeldes, que les molestan la vida a todas horas y que se hacen los difíciles. El punto es que seguramente tú querrás atraer a las mujeres, pero no querrás maltratar a las personas, siendo jodido, mintiendo, o cosas semejantes. Yo tampoco quería esto último.

Y encontré una manera para atraer mujeres, y es integrar a tu personalidad los rasgos de carácter de los tipos malos y combinarlos con tus acciones y comportamiento bueno y positivo. Es decir, integrar patrones como ser impredecible, ser un reto y un desafío y ser firme.

Personalmente recopilé algunas de las creencias más populares de el porque las mujeres se sienten atraidas a los tipos malos:

1. Tienen baja autoestima: Las mujeres tendrían una tendencia a pensar algo así como “no merezco algo mejor”.

2. Rebeldía frente al padre: Algunas mujeres no querrían tener un amante con características que les recuerden a sus padres si estos fueron imágenes buenas y positivas. Las explicaciones psicoanalíticas de esto son bien extensas y no vienen al caso.

3. Semejanza al padre: Es la razón opuesta a la anterior. Si tuvieron un padre abusivo, variable emocionalmente, temperamental y abusador en algún sentido, algunas mujeres buscarían un patrón semejante en un tipo malo, y al seducirlo se probarían que merecen ser deseadas por una persona con rasgos parecidos al padre. Es una versión de “padre…. Yo si valgo la pena, por eso quiero acostarme contigo”. Claro… a un nivel inconsciente proyectan ese deseo en un tipo malo con quien el deseo sexual no sea prohibido (como lo sería con el padre).

4. Reto personal: Los tipos malos motivan, además de pasión, ternura y deseo redentor en las mujeres. Ellas desean completar el cuidado y la atención de las cuales ellos “supuestamente” carecieron y por la cual son precisamente malos”.

5. Sensación de ser especial: Si hay un tipo de rompe las reglas, es poco convencional y a la que muchas personas tienen recelo, y ese tipo se fija en ella, la consecuencia en la mente de esta mujer es que gana valor y se siente especial. Es una “amada por la bestia”, en vez de una “despedazada por la bestia”.

El punto es que, en general, la psicología y el mundo del análisis del comportamiento humano está empezando a aceptar la idea de que las mujeres se sienten atraídas hacia los tipos malos, de hecho, se está cayendo en la cuenta que quizá ese tipo de atracción se deba a razones evolutivas, a razones naturales, donde las mujeres encuentran que los tipos malos demuestran fortalezas de carácter que les muestran que sus genes son saludables.

En fin…

Lo que me parece aún más interesante de todo este tema es que pareciera que la idea que queda en el aire diría algo así como que las mujeres no sienten atracción natura hacia los tipos buenos.

Personalmente no creo que ninguno de nosotros tenga que ser un pesado, odioso y malandro con las mujeres para hacer que ellas se sientan atraídas. Creo que el asunto radica en que para las mujeres no es que sea aburrido tener a alguien bueno y positivo, sino que los tipos así suelen ser aburridos en otros planos, no son divertidos, son demasiado formales y predecibles y se toman las cosas demasiado en serio. Lo que popularmente se cree es que si eres bueno es igual a aburrido, pero ¿por qué se da esta ecuación de bueno=aburrido? Personalmente creo la ecuación es simplista y nos aleja del foco.

¿Cuál es el maldito foco entonces? Cuando “bueno” o “agradable” es la única palabra con la cual te defines (o te definen los otros) no tienes nada que hacer. Tu personalidad no es diversa, no muestras matices, no eres dinámico. La idea sería que fueras “bueno” y también “apasionado” y también “misterioso” y también “divertido”. Creo que entienden lo que quiero decir.

Y estoy seguro que cuando las mujeres piensan que alguien es “muy bueno”, más allá de querer decir que son muy buenos con ellas, lo que implica la frase es que “es muy bueno para el mundo”, que tiene muy pocas opiniones, que es demasiado crédulo, que es demasiado noble y frágil, que su carácter es demasiado bondadoso y el mundo lo puede herir. Por eso se prefiere alguien más prevenido, más irónico, más “recorrido”, más “jodido”, irreverente, inconforme, rebelde.

Así que el punto que yo defiendo, y que enseño es el siguiente: busca maneras diferentes de expresarte, llena tu personalidad de matices, nunca seas predecible, cultiva una inconformidad y sentido crítico saludable (tampoco te vuelvas un amargado que no gusta de nada y critica todo), muestra pasión y busca ser controvertido. Jamás seas un tipo plano, neutral.

El tipo bueno

Quiero hablar sobre dos cosas que hace dias me estan comiendo la cabeza y es sobre los tipos buenos o los hombres "Super nice" y los tipos malos, veamos...

El buen tipo creé ser la bendición y el tesoro guardado que toda mujer está esperando. Es la esperanza esperante. El buen tipo es el enamorado del amor.

El buen tipo escucha atentamente todas las quejas que tienen las mujeres sobre los hombres. El buen tipo también tiene permanentemente en su mente las enseñanzas de su madre y decide que, nunca pero nunca, quiere hacer sufrir a las mujeres. Jamás. El buen tipo quiere ser diferente. El será cuidadoso, dulce, sensible, sentimental y profundamente idealista, se hará amigo de las mujeres, será su hombro para llorar, será el pañuelo de sus lágrimas, su confidente de desvelos, su cómplice de amores platónicos. De esta manera las redimirá de aquellos malos hombres, sacará lo bueno de ellas, y tendrá el amor y el sexo que ellas han guardado por culpa de aquellos jugadores que las han herido. Será el hombre ideal.

El buen tipo observa cuidadosamente a las mujeres, y actúa para RESPONDER A ELLAS. En las noches de soledad recuerda con esperanza las palabras de su madre, que solía decirle:

“Hijito, ya llegará alguien. Un hombre bueno como tu merece lo mejor. Tienes muchas cosas que harían feliz a cualquier mujer”.

El buen tipo está tan concentrado en no ser percibido como esos tipos malos, jugadores, rompe corazones, esos “ciegos bastardos”, como suele llamarlos en sus propias palabras, lo que al final termina por mostrarlo ante las mujeres como un tipo indeciso, débil y sumamente complaciente. O incluso peor: el buen tipo se fusionará con la personalidad de la mujer que le interese, pensando que esa es la mejor forma de ser su compañero romántico.

Lo que quiere el buen tipo es que ella se sienta segura, pero también desea que se sienta excitada. Es este deseo lo que pone el impulso pasional y romántico a sus interacciones. Desea a la vez salvarla y acostarse con ella. Pero no se atreve a mostrar tu deseo. Lo guarda.

Muchos me dirán: “Pero eso es lo que quiere una mujer, no?. Ellas quieren a un hombre que sea su amigo, con el que puedan compartir sus más profundos sentimientos”.

Mmmm… pues no necesariamente. Respondo yo... y levanto desafiante mi ceja izquierda. Ellas quieren alguien que las lleve por una montaña rusa de emociones, no solo el afecto, quieren lo más sublime... y también lo más bajo.

El error de los tipos buenos es ser predecibles, totalmente disponibles, no expresar sus desacuerdos y creer que ellas siempre tienen la razón, que sobre ellos recae la responsabilidad de mostrarles a ellas que sí es posible creer, que sí es posible la bondad, que sí hay hombres buenos aún sobre este planeta tierra. Que ese hombre eres tú, para desgracia de los desgraciados de este mundo. Ellos olvidan que las mujeres aman el misterio, el peligro, que les gusta sentir que pierden el control, que están al borde de sus asientos. Olvidan que dando la dosis exacta de peligro ella responderá.

La seducción, como la vida, no es justa.

Despójate de tus hábitos emocionales, deja de ser complaciente, deja de ser un consejero, deja la personalidad sumisa y totalmente bondadosa y correcta. Ellas desean sacarte de eso y ver al salvaje, desafiante, impredecible que hay en ti.

El buen tipo tiende a mostrarse de una manera poco sexual, casí asexual, por miedo a ser agresivo o imprudente, teme perder la confianza de una mujer si muestra su deseo sexual por ella. Espera una escena romántica estilo siglo XIX, donde el llega y todo se da bajo la banda sonora de “Careless whispers” de George Michael, "You" de Ten Sharp o alguna irritante canción de James Blunt.

Se les olvida que las mujeres desean tanto el sexo como los hombres, y que no buscan al tipo bueno y tímido que les escucha y les comprende. No.

El final trágico de los hombres buenos es que terminan siendo desplazados por el tipo de hombres que odian y que no quieren ser. Ese tipo de hombres que sin rodeos llegan y se ganan la atracción de una mujer en la décima parte del tiempo que tu invertiste. Sí... ese tipo de hombres que les hacen sentir vértigo y las saca de sus vidas monótonas, que les hace vivir sensaciones llenas de "intensidad" (palabra que el buen tipo odia a muerte). El buen tipo es el eterno entrenador, el terapeuta, pero nunca es el que cierra el trato, eso lo hacen otros. El buen tipo es el "ayudador" de su propio fracaso... da las herramientas para quedar de último en la lista.

Ser "especial" es el premio a su inacción, a su timidez a su tremenda falta de espontaneidad, aventura y riesgo, es su premio a ser "tan perfecto". No creo que haya más qué decir. Terminan por aburrir y por ser los mejores amigos de sus amigas. Ven pasar a sus "amores platónicos" de la mano de los tipos que siempre han criticado. Qué tragedia griega tan triste.

Pido un minuto de silencio por ellos.

Luego hablare de los tipos malos...

La fidelidad

El otro día hablaba con una amiga y ella toco el tema de la fidelidad... me encanta cuando hace eso... y yo le dí una breve idea de lo que es para mi la fidelidad.. cosa que ella no entendió, entonces decido hablar un tanto al respecto, veamos...

Marcelo es trabajador.
Myriam es simpática.
Cacho es bueno.
Andrea es celosa.
Carolina es fiel.


¿Por qué?
Porque le encanta trabajar. Se siente inútil cuando no lo hace. Siempre quiere progresar en la vida y siente que el trabajo es el medio para lograrlo.
¿Hasta cuándo va a ser trabajador? Hasta que se muera.
Porque para él, ser trabajador es una forma de ser.

Myriam es simpática.
¿Por qué?
Porque es una chica muy sociable, casi siempre está sonriendo y tiene un trato muy agradable con la gente.
¿Hasta cuándo va a ser simpática? Con excepción de que Myriam tenga algún problema momentáneo que oculte su simpatía, Myriam va a ser siempre una mujer simpática. Es su forma de ser.

Cacho es bueno.
¿Por qué?
Porque siempre piensa en el bien de los demás. Hace cualquier cosa por un amigo que se encuentre en problemas. Es capaz de prestarle lo que le pidas. Siempre está dispuesto a escuchar y a dar una mano.
¿Hasta cuando va a ser bueno? Va a ser bueno siempre. Lo llega en la sangre. Ser bueno es su forma de ser.

Andrea es celosa.
¿Por qué?
Porque cree que cualquier mujer puede quitarle su pareja. Le pasó con todos los novios que tuvo. Es muy posesiva e insegura.
¿Hasta cuándo va a ser celosa? Sus celos pueden disminuir a medida que su pareja le vaya demostrando seguridad, pero nunca van a desaparecer completamente. No puede evitar ser celosa aunque luche para lograrlo. Es su forma de ser.

Carolina es fiel.
¿Por qué?
Porque jamás mientras estuvo de novia, salió con otro hombre.
¿Hasta cuándo va a ser fiel? Hasta que un día se le presente una oportunidad de ser infiel que no rechace.

Ser fiel no es una forma de ser. Ser fiel es una circunstancia. Por supuesto hay mujeres y hombres que son infieles con mayor facilidad que otros.

Algunas mujeres son infieles con un total y absoluto desparpajo. Están de novias y se levantan tipos en el trabajo, en la parada del autobus, en las salas de Chat, en el consultorio del dentista, en la clase de buceo (en la pileta a tres metros de profundidad, con traje de neopreno, tanques de oxígeno, máscara y patas de rana), en fin, donde sea.
En el caso de estas mujeres, sí podríamos decir que la “infidelidad” es una forma de ser. Ellas son así. No pueden cambiar.

Tal vez estén en un período de enamoramiento con su pareja que haya que sean fieles por un determinado período de tiempo, que pueden ser de dos meses, dos días o dos horas, pero indefectiblemente volverán a las andadas. Porque lo llevan adentro. La infidelidad para ellas es una forma de ser.

La fidelidad en cambio, como decíamos anteriormente, no es una forma de ser sino una circunstancia.

Decimos que una persona es fiel porque hasta el momento no fue infiel, lo cual no asegura la permanencia de esta cualidad en el tiempo.

-Mi novia es fiel –dijo uno.
-Mi novia hasta ahora me fue fiel –dijo otro.
-Mi novia hasta ahora supongo que me fue fiel –dijo un tercero.

¿Cuál de estos tres personajes creen ustedes que tuvo la apreciación más acertada? El primero dice que la novia “es” fiel. Lo cual supone que esa es su forma de ser y nunca la va a cambiar. Eso es algo que no lo podría asegurar ni ella misma.

Supongamos que la novia del primer personaje naufraga en altamar y llega a una solitaria y paradisíaca isla. Junto con ella también llega a la isla un muchacho que trabajaba en el barco haciendo show de stripper. Un tipo alto, una cara que concuerda totalmente con el cuerpo y como si todo esto fuera poco, muy caballero, simpático e inteligente. Son los únicos sobrevivientes del naufragio. Con el correr de los días, ambos comienzan a sentir deseos por el otro. Hasta que otro barco los rescate pasarían años. ¿Qué creen que sucederá entre ellos? Obviamente yo creo lo mismo. ¿Pero la chica no era fiel? Sí. Pero las circunstancias hicieron que dejara de serlo. Entonces no era fiel.

Había sido fiel hasta ese momento, que no es lo mismo. La fidelidad no era algo que llevaba en la sangre. No era como Cacho, que era bueno, y aunque estuviera en una isla no le haría mal a nadie. Ella fue fiel hasta que dejó de serlo. Ustedes podrán pensar que la situación descripta es demasiado extrema. ¿Cuánto menos extrema debía ser la situación para que esta chica siguiera siendo fiel a su novio?

Si la fidelidad hubiera sido para ella una forma de ser, el stripper no le hubiese podido tocar un pelo ni en cien años.

El segundo dice: “Mi novia hasta ahora me fue fiel”. Sin duda está más acertado en su apreciación que el primero. Claro que para asegurarlo con total certeza debería haber estado al lado de ella, desde que se pusieron de novios hasta el presente, sin quitarle la vista de encima ni un minuto.

El tercero dice: “Mi novia hasta ahora supongo que me fue fiel”. Indudablemente el más acertado. Fundamentales el “hasta ahora” y el “supongo”, para hacer de su afirmación una frase inobjetable. Porque nadie sabe a ciencia cierta hasta cuando puede durar esa fidelidad. Ni siquiera nadie puede asegurar que esa fidelidad exista.

No lo olvidemos. Ninguna mujer “es” fiel. A lo sumo “está siendo” fiel.

Tal vez!!!.

martes, diciembre 18, 2007

El ganador tecnológico

El otro dia leia un articulo sobre las cyberelacion, cybersex y cybernovios y demas cosas, luego de un par de dias, cuando finalmente me cayo el 20 de lo que habia leido, me vino algo a la mente y es esto....

El avance tecnológico en materia de comunicaciones, aparentemente, brinda nuevas e inmejorables opciones para conocer mujeres. Internet y sus “chats” parecen ser el paraíso para los solitarios en busca del sexo opuesto. Y claro también para los que buscan al mismo sexo, pero eso lo dejaríamos para post (y para otro autor).

Los principales obstáculos para levantarnos una jevita, son el miedo, la vergüenza, la timidez, el temor al rechazo.

En una sala de Chat todas esas contras se encuentran absolutamente neutralizadas. Por eso chateando somos todos ganadores.

“Me levanté una jeva por internet”, es la clásica frase del tipico “sexoman” medio pelo que nunca antes en su vida levantó nada.

¿Por qué quitamos mérito a estos intrépidos ciberganadores? Porque así levanta cualquiera.
En Internet no ponemos la cara. Somos unas letritas con un nombre inventado, de manera tal que la damisela que se encuentre al otro lado del cable dejará librada a los deseos de su imaginación nuestra apariencia. Esos nombres inventados, más comúnmente denominados “nicks”, pueden ir desde súper eróticos tirando a porno, como “Introductor anal”, “Supercogedor” o “El trípode”, a dulces y románticos como “Tu caramelito”, “Enamoradizo” o “Solito”.

Al ingresar a una sala de chat cada uno da rienda suelta al levante a su manera. Total, se puede salir y volver a entrar con otro nick. Borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada.

Es así como los ciberpendejos, muchas veces arrancan con una frase tipo “¿Hay alguna chica de capital que tenga ganas de coger?” ¿Se imaginan a ese pelotudo entrando a una reunión, parándose en el medio del living y diciendo eso?

Otros en cambio, eligen el camino más suave: “¿Hay alguna chica que desee hablar conmigo?” En definitiva es más o menos lo mismo, porque todos sabemos cual es la verdadera intención del que directamente pide por una mujer en la sala de chat, pero bueno, por lo menos va con más disimulo.

La vez pasada fueron protagonistas de una romántica charla un tal “Principe Azul” con otra tal “Gatúbela”. Ella le hablaba de una forma que era evidente que la damisela creía que hablaba con un verdadero príncipe sacado de un cuento de hadas. Seguramente no se detuvo ni un momento a pensar que su príncipe azul lo más probable es que tuviera su mano derecha en el Mouse y con la izquierda se estuviera rascando... bueno no quiero entrar en detalles.

¡Príncipe azul la madre! Gordo, pelon, sin dientes, transpirado, cachondo y con mal aliento.
Lo más cómico de todo es que el gordito también se estaría haciendo la película imaginando a Michelle Pfeiffer en su traje de cuero ceñido a su perfecto cuerpo, cuando en realidad la que teclea del otro lado es una de esas tantas que encuentran en Internet una única posibilidad de que alguien les pare bola. Esas que cuando las ves, te dan ganas de preguntarles ¿no te duele la cara? Y que en lugar de “Gatúbela” debería haberse puesto “Bufalúbela”.

Mientras el príncipe sea de Argentina y la gata de México, lo más probable es que no pase nada malo y simplemente la historia se reduzca a que cada uno sienta que es una fiera del levante.
El rollo sobreviene varios días en la misma ciudad y después de cibermasturbarse durante varios días y evitando enviar fotografías por email, porque cada uno saber que si lo hace está perdido, deciden encontrarse.

Uy Dios… Que rollo, ¿Y éste era el príncipe? ¿Y ésta era la Gatúbela? Pero bueno, como el gordo andaba necesitado de una buena destapada de cañería, como dice un amigo, ya andaba que hasta carton mojado comia y la gargola de Gatúbela casi ya no se acordaba de cuando fue la última vez, si es que hubo alguna vez, le dan para adelante, haciéndole honor a aquel viejo dicho que dice “un polvo y un vaso de agua no se le niega a nadie”.

Después “El príncipe” llega a la oficina y dice: -Vengo de cogerme una jeva que me gané en Internet.
-¿En serio Gordo? ¿Y qué tal está? –preguntan sus compañeros de trabajo, ávidos de conocer el resto de la repugnante historia.

-Y… seis puntos… Y no saben como coge –responde el caradura.

De ahí en más se pone a relatar en detalle las piruetas que se mandó con la Gatúbela a toda la manda de amigos, cosa que comenzar jamás haría un príncipe.

Gatúbela, a todo esto, ya sabiendo que la experiencia había sido “debut y despedida”, y absolutamente desilusionada, no se lo cuenta ni al loro.

Si nos levantamos una jeva por Internet tenemos que tener en cuenta que si en lugar nuestro hubiese aparecido cualquier otro con algún nick parecido, se la hubiera levantado también. Porque en realidad, la jeva se conectó para levantarse un tipo y vos caíste justo.

Tal vez pensás que con las cosas románticas o eróticas que le dijiste la dejaste loca y perdidamente enamorada de vos. ¿Enamorada de quien, Pasqual? Si no te conoce.
Escondido en la intimidad de tu bunker, sin que nadie pueda saber quien sos ni donde estás, teniendo la posibilidad de cometer cualquier error, diciendo cualquier barrabasada, sin ningún tipo de pudor, total nadie te ve ni te verá y sin hacerte el más mínimo problema si te echan flit porque podés desaparecer y transformarte en otra persona con un simple golpe de enter, no vale. Así cualquiera.

Lo más cómico es que tal vez todo ese jugueteo anónimo se lo estemos haciendo a un hombre, porque ya hay casos en que mas de algun inteligente de hace pasar por mujer, y de caga de la risa de nosotros...

domingo, diciembre 16, 2007

¿Las mujeres son difíles de entender?

Si, Si, yo se que hace dias que no escribo nada en este Blog, pero bueno aqui estamos de nuevo con mas material e ideas. Como les prometi comenzaremos a estudiar la psicologia femenina y para empezar, hoy he querido iniciar con una obviedad casi tópica: Las mujeres y los hombres pensamos de un modo considerablemente diferente.

¿Sí?
¿De verdad?
No me digas.

Sí, ya sé que no hace falta ser ninguna luminaria intelectual para darse cuenta de ello, pero confía en mí, hay implicaciones más interesantes y profundas de las que se perciben a simple vista, que resulta conveniente explorar.

Para muchos hombres, una mujer es como un manuscrito de caligrafía china: Bonito y de sugerentes trazos curvilíneos, pero a todas luces indescifrable.

Por ello, te ofreceré en primer lugar mi visión general sobre las mujeres. Es decir, considerándolas como un colectivo, como un grupo unificado y homogenizado, al menos hasta allí donde eso resulta posible.

Sí, comprendo tan bien como el que más que no hay que caer en el error de confundir la parte con el todo y soy plenamente consciente de que cada mujer es una criatura única e irrepetible. No seré yo quien ponga eso en duday, sin embargo, soy de la acentuada opinión de que las mujeres tienen muchas más cosas en común que diferencias.

Así que empezaremos por aquello que creo que tienen en común, para después centrarnos en las diferencias.

Antes de ponernos a ello, sin embargo, y para volver a incidir sobre la idea fundamental que quiero comunicar con todo esto, deseo hacer una vez más hicanpié en que la mayoría de las mujeres PIENSAN de un modo diferente al que piensan los hombres y que la mayoría de las mujeres desean igualmente cosas diferentes a las que desean los hombres.

¿Queda suficientemente claro?

No pierdas el tiempo cuestionando esta verdad. Simplemente acéptala. Cuanto antes empieces a actuar acorde a las implicaciones que de ello se derivan, antes aumentarás tu éxito con las mujeres.

Veamos…

¿Alguna vez te has parado a pensar qué entretiene a las mujeres como grupo, comparado con lo que entretiene a los hombres considerados también como colectivo?
Aún a riesgo de simplificar excesivamente, las mujeres compran la revista Cosmopolitan, se interesan por el cotilleo y leen novelas románticas.

Los hombres, en cambio, hojean la revista Maxim, ven los deportes y compran el periódico.

¡Eh, espera un segundo!

¿Qué tiene la revista Cosmopolitan, el cotilleo y las novelas románticas que atraiga a tantas mujeres?

¿Y por qué cuando la mayoría de los hombres intenta ver un programa de cotilleo o leer una novela romántica, todo cuanto pueden decir es un “No comprendo cómo esto puede gustarles”?

Yo te diré por qué.

Es porque los cerebros de las mujeres están estructurados de un modo diferente al de los hombres.

Ése es el motivo.

¿De dónde proceden nuestros deseos?

Nuestros deseos, preferencias, debilidades/fortalezas y demás rasgos de nuestra personalidad quedan determinados completamente por dos factores:

En primer lugar, por nuestro ADN. Es decir, por nuestro acervo genético, heredado de nuestros progenitores (padre y madre).

En segundo lugar, por el condicionamiento social y proceso de culturización (entendido como el aprendizaje de las reglas que hacen posible la convivencia en sociedad) al que todos hemos sido sometidos.

Diferencias tales como que una persona prefiera emplear sus energías ascendiendo a pie hasta la cima más alta de una montaña, mientras que otra elija la comodidad del sofá de su casa, no son más que el reflejo de una programación genética y cultural que ocurre ya desde el mismo instante de nuestra concepción y nacimiento, respectivamente.

Sin embargo, a pesar de las notables diferencias existentes en otras numerosas áreas, cuando se trata de hombres, relaciones y romance, la mayoría de las mujeres tiene ciertas necesidades, intereses y deseos comunes.

Si alguna vez has leído los anuncios personales de la sección de clasificados de los periódicos probablemente tú también te hayas dado cuenta de ello En ellos, muchas mujeres utilizan expresiones como “princesa buscando príncipe”, “primero amigos” y “en busca de mi alma gemela”, mientras que prácticamente ningún hombre dice esas mismas cosas.

¿Qué es lo que está pasando aquí?
Más al respecto:

¿Has oído alguna vez hablar sobre hombres a un grupo de mujeres?
¿Te has percatado de que, durante la mayor parte del tiempo, emplean una suerte de lenguaje en clave y de que le conceden mucha importancia a pequeños detalles que a nuestros ojos parecen totalmente irrelevantes?
¿Has podido comprobar, por otro lado, como los hombres son directos los unos con los otros y generalmente no tienen ningún interés en discutir esa clase de detalles?
¿Y qué me dices de la predilección que muchas mujeres parecen sentir por el drama?
Mi visión con respecto a todo este asunto es la siguiente: Las mujeres está interpretando un rol que no ha cambiado durante miles (¿millones?) de años. Puede que en la actualidad el lenguaje y la vestimenta sean diferentes, pero en el fondo, todo sigue siendo lo mismo que siempre fue.

Nuestros cerebros constan de partes diferentes desde las que se originan impulsos y deseos de naturaleza diversa. A menudo, esos impulsos entran en conflicto los unos con los otros.

Por ejemplo, una mujer puede desear a un hombre fuerte en su vida y, al mismo tiempo, puede querer preservar su independencia.

Puede que desee recibir atención y, simultáneamente ser considerada como autosuficiente y no necesitada de ella.

Te haces una idea ¿verdad?

Los hombres tenemos también ese tipo de conflictos, sólo que en otras áreas de nuestras vidas.
Por ejemplo, algo que con frecuencia oigo repetir a muchos hombres es: “Odio todo el dramatismo que crean las mujeres ¿Por qué lo hacen?”

Mi respuesta: A ella, el drama le permite conseguir muchas cosas de una sola vez.
Le concede atención y protagonismo, le permite descargar emociones (y liberar así sustancias químicas altamente adictivas), le resulta divertido, es interesante y previene el aburrimiento, le da sentido a las cosas, etcétera.

Como ves, hay muchos buenos motivos por los que ella puede desear introducir un poco de dramatismo en la relación. Sin embargo, son motivos que la mayoría de hombres no puede entender, porque el dramatismo satisface deseos INEXISTENTES PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS.

Es como cuando una mujer dice “No entiendo como a los hombres les puede gustar tanto hablar de deporte”.

Veamos, ¿cuáles son las necesidades que el deporte satisface en un hombre?
Competición, adrenalina, poder, dominación. Es decir, todas las cosas característicamente masculinas y, casualmente, necesidades que la mayoría de mujeres simplemente no tienen.